Hace tres años, el que era mi marido, me dejó. Yo tenía 30 años y toda la vida por delante. Tres semanas después sufrí una supuesta negligencia que me dejó sin útero y con un fallo pulmonar. Mi mundo se vino abajo. No podía entrar en casa de la angustia y sufrimiento que tenía. Adopté primero un gato que me hizo poder volver a mi casa sin temblarme la mano al poner la llave en la puerta. Seguidamente, cogí un perro en confinamiento, y este octubre, otro. Gracias a los tres que estáis a mi lado, que me queréis sin condiciones, he podido salir adelante y, por supuesto, gracias a mi hija humana, que es el motor de mi vida. La vida es muy dura. Estoy en seguimiento por trasplante pulmonar. En un momento puedes perder lo más importante, pero tienes que seguir, porque quizás la suerte, o tu lucha, o ambas, hacen el milagro.