La alimentación del gato adulto
1. Frecuencia con la que debemos alimentarle
Por lo general, los gatos regulan su propio peso, por lo que pronto vamos a ver cuáles son sus necesidades diarias. Siempre es aconsejable no optar por recipientes que rebosan de alimento, sino ofrecerle raciones pequeñas. Una vez adulto podemos hacerlo una vez al día. De cualquier forma, es imprescindible es leer atentamente las recomendaciones del producto, donde aparecen tablas de las raciones adecuadas para su edad y peso y así sabremos la cantidad exacta de comidas y raciones que nuestro gato necesita, proporcionándole todos los nutrientes necesarios en una dieta equilibrada.
No hay que acostumbrarle a tomar trocitos de nuestra comida ni convertirle en un adicto a determinados alimentos, ya que lo que comienza como una muestra de cariño más tarde puede llegar a convertirse en un problema de salud.
CONSEJO PRÁCTICO:
Es mejor que no llenemos a rebosar el recipiente de comida de nuestro gato. Procura ofrecerle raciones pequeñas, ajustadas a las necesidades concretas de su edad.
2. La obesidad en los gatos
Los expertos consideran que la obesidad se ha convertido en el problema más importante de salud y nutrición del gato en los últimos años. Se calcula que entre un 20% y un 30% de los gatos adultos que viven como animales de compañía sufren de exceso de peso. Un gato gordo no implica, ni mucho menos, que sea un gato contento. Por ello, debemos ser estrictos con la calidad y la cantidad de su comida, al final todos nos sentiremos satisfechos.
Se considera que un gato está obeso cuando mantiene un sobrepeso de más del 20% ó 30 % de su peso normal. Lo mejor para saber si nuestro gato tiene exceso de peso es que consultemos al veterinario, él será quien sepa establecer con un criterio estricto, en qué situación se encuentra. Ahora bien, generalizando se suele establecer que un gato adulto de tamaño medio tiene un peso que varía entre los 3 y los 5 kilos. Estas cifras no son válidas en las razas pesadas.
Las principales causas de la obesidad en el gato son el exceso de alimento y la inactividad, aunque también puede deberse a alteraciones endocrinas, pero este es el factor de menor porcentaje en los casos que se presentan en la actualidad. El exceso de alimento está en la mayoría de los casos, relacionado con la actitud de sus propietarios.
Como señalábamos anteriormente, los gatos autorregulan su consumo alimenticio pero pueden llegar a ser incapaces de hacerlo por adquirir vicios de comportamiento que acaban con esta predisposición natural. Malcriarles ofreciéndoles más alimento del necesario hace que se conviertan en adictos a la comida, la reclamen gimiendo y agradezcan que se la demos. Si se cumplen sus deseos, no tiene más que volver a repetir la escena para recibir el alimento. El otro factor importante que contribuye a la obesidad en el gato es su inactividad. A menudo suele ocurrir que un gato que vive en una casa se vuelve comodón, se mueve poco, apenas sale y ello provoca que no queme lo que come. Por ello es de gran importancia que juguemos a menudo con él lo que va a contribuir a aumentar la velocidad con la que digiere el alimento.
Es muy importante que tengamos en cuenta estos aspectos ya que un gato obeso es un gato enfermo. La obesidad contribuye a que pueda sufrir alteraciones cardiocirculatorias, articulares, predisposición al Síndrome Urológico Felino, diabetes y enfermedades hepáticas.
3. ¿Qué podemos hacer si nuestro gato pesa demasiado?
No es sencillo conseguir que un gato pierda peso. En primer lugar hay que someterle a una dieta restringida y a la práctica de ejercicio. El veterinario es la persona más indicada para establecer en qué situación se encuentra el animalito y establecer las medidas más adecuadas. No es recomendable que nosotros tomemos las medidas sin consultar antes a un especialista. Es importante saber además que un gato no debe perder más de 1% ó el 2% de su peso por semana. De ahí que sea necesario el control del veterinario.
CONSEJO PRÁCTICO:
Si nuestro gato debe perder peso, hay que cumplir estrictamente con las directrices que marque el veterinario. Pérdidas superiores al 2% son muy perjudiciales.