Bebés y perros, consejos para una buena relación (II)
En la primera parte de este post, vimos como la llegada de un nuevo integrante a la familia puede ser un generador de ansiedad y expectativas también en nuestro perro. Para seguir dándote pautas y que la armonía de la convivencia en el hogar no se vea alterada, aquí van algunas estrategias más que evitarán el sentimiento de pérdida de espacio y atención de nuestra mascota.
Proporciónale un espacio protegido
¿Cuántas veces nos hemos sentido invadidos o incómodos por la presencia de determinadas personas o situaciones y hemos deseado contar con un espacio propio? Al perro le puede pasar lo mismo, por eso es muy importante que tenga un sitio exclusivo para que pueda retirarse.
Allí podrá ir cuando no se encuentre cómodo en alguna situación. Es importante que este espacio sea siempre accesible para él y que quede fuera del alcance del bebé. Puede ser una camita, una habitación o un simple rincón, pero lo esencial de ese espacio debe ser la percepción del perro, que sienta que ahí nadie o nada le molestará.
Para crear este espacio también se puede utilizar algún elemento, como una puerta o un separador, que permita generar áreas seguras para el perro y el bebé sin el riesgo de que nuestra mascota perciba una sensación de aislamiento en relación al entorno familiar.
Muéstrale su lugar
Una vez creado el nuevo espacio, el segundo paso es enseñárselo al perro, si es que éste aún no lo ha descubierto. Se trata de indicarle que él tiene una opción de retirada ante una situación molesta. Una retirada a su espacio protegido. Esto es importante que lo aprenda antes de que recurra a una conducta agresiva frente a una situación molesta o de agobio.
Para que el perro comprenda que ante su sensación de incomodidad o inseguridad retirarse es una opción se le ha de enseñar a ir a su sitio protegido. En este ejercicio se guía con comida a tu mascota hacia su espacio exclusivo y se refuerza el hecho de que se coloque allí.
Poco a poco le iremos retirando la ayuda de la comida pero lo seguiremos premiando, de vez en cuando, si responde correctamente a la señal de colocarse en su sitio. Porque es muy importante concentrarse en lo que el perro hace bien en lugar de castigar sus “errores”.
Una vez que el perro ha aprendido bien esta señal, la podemos utilizar para que él se aleje de una situación en la que parece que no se encuentra cómodo. Por ejemplo, cuando el bebé empieza a gatear en su dirección o le agobie alguna conducta del pequeño. De esta manera, el perro aprenderá a refugiarse por sí solo en su lugar protegido, ya que de lo que se trata es de no forzar nunca la interacción: si el perro se quiere alejar del niño, deja que lo haga.
Prevé su instinto protector
Puede que tu perro no tenga un instinto de protección hacia sus pertenencias, pero nunca está de más ser precavidos y evitar conducta agresivas por su parte, si percibe cierta amenaza o desconfianza sobre el control de su comida o juguete. Por ejemplo, ante el acercamiento del niño.
Un ejercicio muy efectivo consiste en demostrarle al perro que el acercamiento de una persona conlleva cosas buenas, que su comida o juguete no se están amenazados y, que además, recibe algo muy valioso, un poquito de comida bien sabrosa. De este modo, llegará un momento en el que nuestra mascota estará comiendo o con su juguete preferido y deseará que alguien se aproxime. Esta nueva percepción reducirá el riesgo de que el perro reaccione mal cuando se acerque el bebé.
Este ejercicio se tiene que realizar de una forma progresiva y siempre sin provocar una respuesta agresiva en el perro. Si este entrenamiento te sobrepasa, la solución es contar con la ayuda de un profesional.
Premia su correcta conducta
Premiar los buenos comportamientos de nuestro perro implicará la reiteración y el afianzamiento de su buena conducta. Por esto, es importante premiarlo cuando, por ejemplo, se encuentra en un estado de calma cuando está cerca del niño o cuando está tumbado y quieto en su camita o en su propio espacio mientras tú le das de comer o cuidas al niño.
En esta situación puedes premiarlo dándole un juguete masticable o que se rellene de comida o bien lanzarle, de vez en cuando, un trocito de comida que sepas que le gusta. Ahora bien, el premio al comportamiento adecuado no se aplica solo a nuestra mascota, también vale para el niño. Si se porta bien con el perro puedes brindarle unas caricias y felicitarlo.
La educación es clave
Si tu perro está bien educado y entiende tus señales, tu vida y la de tu familia, todo será más fácil y tu mascota más feliz. Si aún no lo lograste, con estas claves puedes intentarlo. Y recuerda que con la ayuda de un profesional los tiempos se acortarán. Tu perro y tú podéis aprender la base de la educación en el menor tiempo posible, una buena inversión que repercutirá en la armonía de tu hogar.
Actúa antes que te sorprenda
Y, el último consejo, es muy importante que prestes especial atención si tu perro se comporta con tu bebé como lo haría con una presa, si lo mira fijamente o lo acecha. Si sospechas que algo va mal o si tienes dudas sobre la conducta de tu mascota consulta a un profesional y, sobre todo, nunca dejes el niño y el perro solos, sin supervisión.