Mis gatos, mis mejores amigos. Mi gata Silke nos dejó hace año y medio después de pasar 15 años con nosotros. Sin duda para mí fue el peor día de mi vida. No la olvido. Era como mi protectora, siempre pendiente de mí. Me acompañaba a todos lados. Durante mi embarazo se pegó los 9 meses junto a mi barriga y cuando nació mi bebé no se separaba de él, incluso dormía con él en la cuna. Siempre estará en mi corazón. Mi gato Trasto tiene 16 años y lo pasó bastante mal cuando perdió a su compañera. Es un amor de gato, pura ternura. Siempre está dispuesto a recibir y dar mimos. Y por último Amy, nuestra última adopción de 2 años. Un terremotillo que venía de la calle y fue acogida en un refugio. Ahora es la nueva compañera de Trasto, le ha devuelto la vidilla que necesitaba. Encantados con nuestra familia gatuna. Sin ellos nada sería igual. Siempre están ahí en lo bueno y en lo malo. La mejor compañía.
Sin dudarlo, ellos siempre están ahí para tí.
Son la mejor compañía. Son alegría. ¡Lo máximo!
¿Cuándo se implantará una educación desde las escuelas que enseñe que los animales están en este mundo para que los respetemos y que no son de usar y tirar? Seguro que llegará ese día. De momento, no dejemos de manifestarnos pacíficamente. Campañas de difusión y Ley de Protección.
Hace unos años mi hija salía del colegio enfadada y triste porque un profesor dijo que los animales, en ese caso los perros, no tenían sentimientos… Nosotros contábamos con una familia de cuatro: mi hija, mi marido, nuestro perro y yo. Fuimos muy felices durante la infancia de mi hija y mi perro. Crecieron juntos, y sabemos que sí tienen sentimientos.
Los animales llegan a nuestra vida como ángeles sin alas, y muchas veces, nos ayudan a sanar.
Cuando llegó la enfermedad todos desaparecieron, excepto mis gatos y mi hija. Amor de verdad y sin condición.
Yo tengo una gatita preciosa. Se llama Blanca. Es de pelo corto y blanco, y con unos ojos preciosos. Nos cuida a todos. Nadie puede imaginar lo que la queremos. Es sorda de nacimiento y por eso jamás ha pisado la calle ni ha visto ningún otro gato. La tenemos en el piso por su propia seguridad, pero, aun así, es listísima.
El amor de los animales es incondicional, sobre todo si es tu mascota. Daría por ti la vida sin dudarlo y eso poca gente lo hace. Ojalá podamos aprender más de los animales, ya que con poco son felices, no son rencorosos, ni tienen maldad. Sin duda alguna es una lección para nosotros, ya que somos la única especie que se extermina a sí misma solo por envidias o simplemente por tener distintas opiniones. Ya sé que este comentario no va a cambiar el mundo, ni mucho menos, pero es la cruda realidad. Somos tan extremadamente inocentes que no vemos lo malo hasta que lo tenemos encima. No nos merecemos lo que tenemos. Aprendamos de los animales que, aunque sean menos inteligentes, son más puros de corazón.
Durante el confinamiento perdí a la compañera de mi vida en menos de cinco minutos. Mi madre se fue al cielo por un infarto. A mí, me operaron de urgencia por un tumor de pecho. Y justo al terminar el confinamiento, me echaron de mi hogar, porque que el dueño había vendido el edificio. Mi Kira, escudera y fiel amiga, siempre estuvo a mi lado. Pasé días sin comer, enfermé de pena y muchos días solo ella lograba que saliera a la calle. No se apartó de mi lado ni un momento. ¿Cómo es posible que alguien sea capaz de dañarlos de ningún modo? Quien lo haga no merece que se le llame "ser humano".
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