Intervención asistida con animales: terapia con perros
Los beneficios de las terapias asistidas con perros son cada vez mayores, como ya te hemos explicado en posts anteriores. En la Fundación Affinity llevamos años utilizando las terapias asistidas con perros con personas privadas de libertad. Desde 2008, casi 1.000 reclusos de 14 prisiones españolas han podido cuidar y convivir con más de 50 perros gracias a un convenio con Instituciones Penitenciarias y la Fundación Affinity. En un inicio, desde la Fundación optamos por los cachorros de Labrador o Golden Retriever, pero a partir del 2009 empezamos a acoger perros de protectora con un perfil tranquilo y sociable.
Dicha terapia incluye que las personas tomen la figura de cuidadores del animal, responsabilizándose de lo que ello conlleva. Como explica una de sus responsables, Maribel Vila, en algunos casos, los internos son los cuidadores de los animales y se responsabilizan de sus cuidados, alimentación, ejercicio y paseos, eso sí siempre con el acompañamiento interprofesional de los educadores, psicólogos y funcionarios especializados de la cárcel. En otros casos, el animal forma parte de un programa terapéutico dirigido por los educadores o psicólogos de los centros donde el animal actúa como facilitador y ayuda a reducir los niveles de ansiedad y estrés de los reclusos.
«El perro es un gran facilitador», explica Vila - responsable de los programas de terapia asistida con animales -, «el perro conecta rápidamente a nivel emocional con los internos creando un vínculo que hace que se abran más fácilmente, facilitando la labor de los profesionales del centro, especialmente los psicólogos. También ayudan a reducir los niveles de ansiedad, depresión, facilitan las relaciones entre internos y ayudan a crear un ambiente más saludable y por lo tanto a reducir conflictos.»
La prisión es un entorno duro y traumático para muchos internos, el perro permite romper barreras y conectar con personas que muchas veces no se relacionan bien o se sienten aisladas. Debemos tener en cuenta que un perro no juzga, no le importa el pasado de la persona, ni su ficha policial. Las personas reciben la llegada del can sin sentir nada negativo en el encuentro, incrementando así la empatía entre ambos. Como ya hemos dicho, este tipo de contacto con el animal posibilita que las personas privadas de libertad expresen libremente sus emociones y den rienda suelta a la ternura y al afecto. Además, mejora la autoestima de las personas y puede ayudar a reducir la ansiedad que provoca el encierro. ¡Qué potencialidades tienen nuestros amigos de cuatro patas!
#AnimalesQueCuran, en su más pleno significado y para todas las personas, es nuestra campaña anual relacionada con las terapias asistidas con perros. La concienciación social sobre el papel de los canes en nuestra sociedad es fundamental, su potencial es increíble para las personas.