La inteligencia emocional se entiende como la capacidad que tenemos los seres humanos de comprender, gestionar y manejar nuestras propias emociones e identificar las emociones de los demás. Para el desarrollo de este tipo de inteligencia las terapias asistidas con animales (TAA) tienen un efecto positivo muy importante porque ayudan a las personas a comunicarse, expresar sus emociones correctamente y manejar los conflictos de una manera más positiva.
¿Qué capacidades emocionales desarrollan las terapias con animales en las personas?
Las terapias asistidas con animales ayudan a desarrollar habilidades importantes para el desarrollo de la inteligencia emocional:
1. Autoconocimiento
En las terapias con perros las personas pueden desarrollar la capacidad de reconocer sus propias emociones. Las sesiones se estructuran para que los pacientes entiendan primero cómo se expresa el animal, cómo se comporta y reconocer emociones básicas en él como la alegría, la sorpresa o la tristeza. Después de entender sus emociones y generar un vínculo humano-animal, los perros se convierten en un espejo para las personas en el que se ven reflejadas.
Gracias a la participación de los perros en las terapias también es posible el fortalecimiento de las emociones vinculadas a la autoimagen, la autoestima y la confianza en sí mismos. Las actividades de las TAA se basan en el reconocimiento y la retroalimentación por la realización correcta de la actividad; el perro recibe su recompensa por hacer bien su trabajo y las personas una satisfacción por haber guiado bien al animal para conseguir un propósito definido en la terapia. Esto crea un ambiente seguro y cómodo para las personas paraexpresar sus emociones y frustraciones libremente y les da la posibilidad de sentirse más seguras consigo mismas y sentir que son buenas en algo cuando el perro obedece o les presta atención.
2. Capacidad de autocontrol
La presencia de animales de compañía en las TAA ayuda también a las personas a desarrollar la capacidad de controlar sus propias emociones. Las personas en las terapias aprenden a regular su estado emocional porque comprenden los efectos de sus emociones. Por ejemplo, si la persona está nerviosa el perro también podría ponerse nervioso y fallar al hacer los trucos o relacionarse con otros animales. También, si el paciente habla con un tono de voz fuerte o se relaciona de una manera no adecuada con el animal, posiblemente al perro le cueste seguir las instrucciones de la actividad o no la realice correctamente.
Además, los pacientes que asisten a las terapias con animales aprenden sesión tras sesión que comunicarse de manera asertiva y adecuada con el animal es mucho más efectivo que con emociones negativas como el miedo y la agresividad. Nuevamente, los perros actúan en la terapia como un espejo para las personas, ya que entienden que es más positivo relacionarse con el animal con respeto y emociones positivas, como la alegría y la serenidad, y que este comportamiento tiene el mismo resultado en su vida cotidiana con las personas de su entorno.
3. El pensamiento positivo y la capacidad de automotivarse
Las terapias con animales ayudan a las personas a desarrollar su capacidad de automotivarse; el perro es un motivador nato. La teoría científica de la biofilia, elaborada por el biólogo Edward Wilson, explica lo anterior, subrayando el vínculo o afinidad innata que los seres humanos tenemos con los seres vivientes y la naturaleza. Este vínculo que se genera entre los animales y las personas es muy poderoso, hace que en nuestro organismo se active laoxitocina, la hormona relacionada con el placer, y las endorfinas que funcionan como los neurotransmisores responsables de la sensación de bienestar.
En las terapias con animales la conexión entre el animal y la persona hace que el paciente aprenda a realizar la actividad con el perro de terapias con la ilusión y el optimismo de lograr el éxito de la misma. Igualmente, el nivel de compromiso con las actividades aumenta en cada sesión y la persona fortalece su nivel de seguridad para alcanzar el objetivo propuesto por el terapeuta.
4. Desarrollo de relaciones interpersonales positivas
Las TAA también ayudan a mejorar la capacidad para relacionarse satisfactoriamente con los demás. El perro es un catalizador social que capta el interés de los pacientes y busca que tengan una mayor implicación en las actividades de la terapia.
La presencia del perro en las terapias ayuda a mejorar las habilidades comunicativas no verbales como el desarrollo de gestos, las señales con las manos, entre otros, ya que se trata de hacer que el perro entienda nuestras indicaciones. También ayuda a desarrollar las habilidades lingüísticas, por ejemplo, al decirle al perro qué tiene que hacer utilizando comandos simples y directos con el tono de la voz correcto y con un mensaje claro.
Las terapias con animales tienen beneficios en las personas no sólo a nivel emocional sino también a nivel físico y cognitivo y por esto la Fundación Affinity ha decidido impulsar, desde hace más de 30 años, diferentes programas de terapias en colectivos diversos como los siguientes: adolescentes tutelados, internos en prisiones y personas de la tercera edad.
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